La muerte súbita es una muerte repentina de una persona que aparentemente tiene buen estado de salud y es provocada por una para cardíaca inesperada. Si la persona no recibe atención médica de manera urgente, el episodio puede concluir con la muerte del paciente.
Este hecho no es posible preverlo o controlarlo porque se produce en un determinado momento totalmente impredecible, además, momentos antes del suceso, no aparecen unos síntomas que puedan dar a entender lo que en unos minutos va a ocurrir. No obstante, existen varios signos que pueden ayudar a identificarla de manera rápida: pérdida del conocimiento y de la consciencia, parada respiratoria, pérdida del color de la piel teniendo a tener un color azulado y falta de respuesta ante los estímulos.
Las causas de la muerte súbita son varias, pero principalmente ocurre cuando el músculo cardíaco no puede contraerse con normalidad y provoca una especie de arritmia. Los latidos del corazón no son como los habituales y, por consiguiente, no bombea la sangre necesaria al cuerpo. Si la persona está mucho tiempo en parada cardiorrespiratoria, los efectos negativos serán agravados porque los órganos del cuerpo no recibirán la cantidad necesaria de sangre para llevar a cabo su correcto funcionamiento, lo que puede desencadenar en una muerte súbita.
Una parada cardíaca también puede suceder cuando la persona tiene enfermedades cardiovasculares previas, las más conocidas son:
- Taquicardia ventricular polifórmica catecolaminérgica: suele ser una patología heredada y se caracteriza por la forma anormal del corazón.
- Síndrome de Brugada: es una enfermedad cardíaca que puede ocasionar desmayos o incluso la muerte súbita, y es provocada por una serie de taquicardias ventriculares.
- Síndrome de QT largo: se caracteriza por arritmias cardíacas por distintas anomalías de tipo estructural en los canales de sodio y potasio del corazón.
- Displasia arritmogénica del ventrículo derecho: al igual que la taquicardia ventricular polifórmica catecolaminérgica es hereditaria y suele afectara personas menores de 40 años. Consiste en una pérdida progresiva de miocitos.
- Miocardiopatía hipertrófica: suele ocurrir en el ventrículo izquierdo y genera un engrosamiento del corazón. Es la causa más común de muerte súbita en personas menores de 50 años.
- Miocardiopatía dilatada: esta enfermedad no se conoce con exactitud su procedencia, pero si es habitual en personas con trasplantes de corazón. El ventrículo izquierdo de dilata y el corazón no puede bombear sangre.
Detectar la muerte súbita es difícil, pero si es cierto que hay varios signos momentos antes que pueden alertarnos de lo que puede ocurrir. Tras un episodio de los anteriormente citados, detener la muerte súbita puede ser posible mediante la desfibrilación precoz, que consiste en una descarga eléctrica que reinicia la actividad del corazón. Si no se dispone de este elemento, es importante realizar una reanimación cardiopulmonar y alertar a los servicios de emergencias para que acudan lo antes posible. Hasta el momento de su llegada, es necesario realizar continuamente el masaje cardiaco para intentar que el corazón recupere su latido habitual.