En todas las religiones existen cuestiones comunes sobre la muerte: ¿Qué ocurre después de la muerte? ¿Hay vida después de la muerte? Cada religión y cada cultura mantienen sus ideas sobre la misma. En este artículo vamos a hacer un breve recorrido por las creencias sobre la muerte de las principales religiones en el mundo: cristianismo, judaísmo, islam e hinduismo.
Según el cristianismo, la muerte consiste en la separación del cuerpo y alma de una persona. El cuerpo tiene fin y caducidad mientras que el alma perdura y trasciende hacia una vida plena, en la que se puede satisfacer aquellos deseos que no han sido alcanzados durante la vida. Es el nuevo paso a la vida y al descanso eterno. Según el cristianismo, durante la vida nos preparamos para hacer frente a la muerte con la esperanza de la vida eterna.
El judaísmo mantiene una creencia similar a la religión cristiana, la muerte es el fin de la vida material y el paso del alma a una nueva vida eterna. El cuidado del cuerpo del fallecido, la preparación del sepelio y del entierro, es una tarea religiosa sagrada realizada por miembros “piadosos” de la comunidad. Una de las diferencias de los entierros entre la religión cristiana y judía, es que en el judaísmo no se permite incinerar el cuerpo del fallecido porque considera esencial el regreso a la tierra. Tampoco se permite la utilización de música ni flores porque son signos de alegría y, por lo tanto, no deben ser utilizados en un funeral. La actitud de una persona judía frente a la muerte no es trágica, ya que se considera un proceso natural de la vida. La muerte y la vida tienen un significado y son parte del plan divino. Los judíos mantienen la creencia en que los fallecidos resucitaran y aquellas personas que dedicaron su vida a hacer el bien, serán recompensados.
Para los musulmanes, la creencia principal es que después de la muerte, serán juzgados según sus acciones realizadas durante su vida. Las buenas o malas obras que hayan realizado les llevará a alcanzar el cielo eterno o el infierno. El espíritu y el alma de la persona fallecida abandona el cuerpo para trasladarse al cielo, el lugar donde permanece Alá. El pensamiento principal del islam es que, al fallecer una persona, está más cerca de Dios.
El hinduismo mantiene una creencia similar, sobre la transición del cuerpo y el alma. El cuerpo físico tiene su caducidad y se marchita, desaparece, mientras que el alma encuentra una nueva vida en otro cuerpo. Si durante la vida los actos han sido buenos, la persona alcanzará el Suarga (mundos celestiales) y si la persona ha tenido una vida obrando de manera errónea, entrará en el Naraka conocido como el infierno. Los hinduistas creen en la reencarnación después de la muerte y la salvación eterna gracias a la ayuda de un dios y de los deberes propios y familiares que se hayan realizado durante la vida.
En todas las religiones hay un aspecto común sobre la visión de la muerte, el amor es la principal justificación de la vida en todas las culturas. Creamos en un dios u en otro, no hay excusa para no vivir una vida sin amar al prójimo y regalar nuestro amor. Según Buda, “el amor es uno de los caminos hacia la plena liberación espiritual”. Según el cristianismo, el amor es la mayor virtud divina en comparación con la fe y la esperanza. «Así que la fe, la esperanza y el amor permanecen, estos tres: pero el mayor de ellos es el amor». Según el hinduismo, «el amor familiar, el amor conyugal y otras formas seculares de amor están subordinadas al amor divino o amor emocional de Dios.». Según el Corán, el amor «sólo pertenece a las cosas preciosas y valiosas en la medida en que lo son». Y, por último, según el judaísmo, La Torá judía dice: «ama a tu prójimo como a ti mismo».