Según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), la denominación de un funeral puede relacionarse con “el entierro y a las exequias, así como con su solemnidad”. En términos coloquiales, un velatorio es la ceremonia religiosa que se celebra en honor a una persona fallecida.
La palabra funeral procede del latín funeralis, que proviene de funus. Según San Isidoro de Sevilla (un eclesiástico católico hispano de la época visigoda), cuando un fallecido está sepultado se denomina funus, pero cuando está al aire libre se llama cadáver.
¿Cuál es el origen de un funeral? Es una tradición con siglos de historia a sus espaldas, que tiene una procedencia verdaderamente sorprendente.
Esta ceremonia funeraria comenzó en la época de la Edad Media como una forma de des-pedir el cuerpo de un difunto, pero también con una función mucho menos espiritual.
Las condiciones de salud e higiene del periodo medieval eran insalubres, por lo que muchas personas acababan sufriendo envenenamientos por estaño, un elemento químico, que provocaban una especie de ataques de catalepsia. Por esta razón, podía parecer que dichas personas estaban muertas.
Estos casos de envenenamiento eran frecuentes en países como Irlanda, donde era usual un alto nivel de consumo de alcohol entre los hombres de la zona. Por este motivo, amigos y familiares no les consideraban fallecidos hasta que transcurrían varios días sin que reaccionasen.
Para impedir que personas que sufrieran casos parecidos fueran enterradas con vida, las familias ubicaban el cuerpo del supuesto fallecido encima de una mesa y esperaban atentos a cualquier movimiento que demostrase que seguían con vida. Este control del fallecimiento o no de una persona es el origen de los funerales actuales.
Un concepto similar es el que explica el germen de los velatorios en los entierros de la religión judía. En sus orígenes, los seguidores de esta creencia dejaban el sepulcro tres días sin cerrar y acudían a visitarlo regularmente para comprobar que el fallecido no revivía. Transcurrido este periodo, se asumía que el difunto lo era realmente, y se cerraba la sepultura. Esta acción se basaba en la convicción de que una persona puede tener un profundo sueño o sufrir un percance sin tener que morir necesariamente.
Un funeral puede traer alivio y paz a las personas desconsoladas y las reúne para compartir el dolor de la pérdida y la alegría de haber conocido bien a alguien especial. Se trata de honrar a la persona a través de un servicio único que se adapte a su personalidad, así como lo que fue trascendental para ella.
En FunerSierra, cualquier cliente puede organizar un funeral a su gusto y varía en función de sus características.
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