Hablar con un niño sobre el fallecimiento de un ser querido es una tarea complicada y surgen muchas dudas sobre cómo abordarlo. ¿Cómo tratar que el niño entienda lo ocurrido sin que se convierta en algo dramático? ¿Es más favorable contarlo de forma real o mejor de manera metafórica? Depende de la edad del menor, se puede trasmitir de una manera o de otra en función de su desarrollo cognitivo para que pueda llegar a entender el verdadero significado de lo ocurrido. Hay tres claves muy importantes de trasmitir la muerte a un niño: universalidad, irreversibilidad y tratar el tema del cuerpo cuando alguien fallece. Es importante explicar que le puede suceder a cualquier persona o incluso a los animales, además, es importante explicar que es un hecho que no tiene solución y cuando alguien fallece no hay vuelta atrás, el cuerpo deja de funcionar. Los cuentos infantiles relacionados con la muerte pueden ser una pieza importante para que entiendan la unión de la vida y la muerte.
Los más pequeños de la casa hasta los seis años, entienden la muerte como algo momentáneo o incluso que puede ocurrir durante un determinado tiempo, pero algo que tiene solución. En estos casos lo mejor es utilizar un lenguaje sencillo y trasmitírselo de una manera abstracta para que puedan entenderlo sin que les afecte. Es importante trasmitirles que esto ocurre a personas que están muy enfermas o bien, son muy mayores, para que no les genere miedo y puedan pensar que a sus padres y familiares cercanos pueden ocurrirles lo mismo.
Los niños que superan la edad de 7 años, pueden empezar a entender el verdadero significado de la muerte y es importante tratarlo como un suceso inevitable, sin solución y que tarde o temprano, puede ocurrir a cualquier persona, independientemente de su edad. En esta edad suele surgir varias dudas sobre los ritos funerarios y sobre qué ocurre con el cuerpo de la persona fallecida. Los adultos deben escucharlos e intentar resolver sus dudas de la mejor manera posible para que puedan entenderlo.
En el caso de los menores que superan los 11 años y están a punto de entrar en la preadolescencia, la muerte de un familiar puede ser un hecho clave para incluso plantearse su propia muerte y sobre la de los seres más allegados. Es también el momento en que en los colegios empiezan a tratar temas como la religión relacionados con la propia muerte y les surgen muchas dudas al respecto. Hay ocasiones en las que los menores no quieren tratar con sus familiares el tema, pero si ellos están abiertos al diálogo, es importante hablarles con sinceridad y trasmitirles las percepciones y sentimientos de los adultos en el proceso de duelo para superar la muerte de un ser querido. Si durante esta edad ocurre el fallecimiento de un ser querido, el menor puede participar en los ritos familiares para que pueda entender lo que significa la muerte. Los adultos serán un ejemplo para ellos a la hora de asumir una pérdida y continuar adelante.
Hablar con ellos es la mejor opción para intentar que entiendan el significado de la muerte de una manera simple y siempre alentando a que, aunque ocurra cualquier acontecimiento, todo se puede superar. La importante labor de los padres con los niños en este proceso es trasmitirles todo su apoyo y mostrarse abiertos para poder hablar y que los niños puedan expresar sus sentimientos. En el caso de que fallezca un familiar cercano y exista una situación complicada para los niños, es favorable acudir a un psicólogo para que pueda darle las pautas necesarias y ayudarle a superar el duelo.